¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica, derivada de la palabra griega “atopia” que significa “extraño” o “lugar desconocido”, es una afección inflamatoria crónica hereditaria de la piel. Hace que el sistema inmunológico reaccione de forma exagerada a sustancias normalmente inofensivas, lo que provoca inflamación de la piel, erupciones de eccema y picazón intensa.
Esta reacción alérgica a menudo se debe a un defecto genético combinado con la exposición a desencadenantes ambientales como los ácaros del polvo, el polen o los alérgenos alimentarios. La dermatitis atópica, también conocida como eczema o eczema atópico, es una de las enfermedades crónicas de la piel más comunes entre los bebés y los niños pequeños.
¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica?
El síntoma característico es una picazón intensa e insoportable que tiende a empeorar por la noche. Esta picazón persistente a menudo conduce a un ciclo de picazón y rascado:
Rascado → Daño en la piel → Fuga de líquido → Empeoramiento del eccema → Más picazón Niveles elevados de IgE → Inflamación alérgica → Irritación continua de la piel Aparte del enloquecedor picor, las manifestaciones cutáneas de la dermatitis atópica varían con la edad:
Infancia:
Manchas rojas, protuberancias, ampollas y supuración en las mejillas, alrededor de los ojos y el cuero cabelludo. Erupciones que se extienden gradualmente por la cara. Infancia:
Brotes frecuentes de eczema Piel extremadamente seca y escamosa con apariencia de placa “gruesa” El engrosamiento es causado por rascados repetidos que conducen a hiperplasia de la epidermis. Las erupciones se extienden desde la cara hasta las zonas dobladas, como los codos o las rodillas, formando lesiones con baches y “piel de gallina”. Marcas de arañazos visibles e hiperpigmentación. Los casos crónicos muestran líneas profundas en la piel, “manos con eczema” y poros prominentes. Adolescencia y Adultez:
Del 10 al 30% de los pacientes tienen síntomas que persisten en esta etapa. Algunos experimentan su primer brote atópico en la adolescencia o la edad adulta. Los síntomas suelen ser más graves en comparación con la infancia.
Características mayores y menores de la dermatitis atópica
Características principales (al menos 3):
Picazón intensa Erupciones eccematosas típicas: Adultos: placas liquenificadas en pliegues de flexión como axilas y áreas antecubitales. Bebés/Niños – Afectación facial, del cuello y de los extensores Dermatitis crónica o recurrente Historia personal o familiar de atopia (alergias) Características menores (al menos 3):
IgE sérica elevada Pruebas cutáneas de alérgenos positivas. Edad temprana de aparición Piel seca/falta de sudor Ictiosis/hiperlinealidad palmar Susceptibilidad a infecciones de la piel/inmunidad mediada por células deteriorada Conjuntivitis recurrente Queratocono/Catarata subcapsular anterior Oscurecimiento periorbitario Pliegue infraorbitario/Eritema facial Acentuación perifolicular/Palmas hiperlineales Intolerancia a la comida Curso influenciado por factores ambientales/emocionales.
¿La dermatitis atópica sólo está presente en bebés y niños?
Si bien la incidencia máxima se concentra entre los 2 y los 7 años, y entre el 15 y el 20 % de los bebés desarrollan síntomas antes del año de edad, la dermatitis atópica se considera la enfermedad crónica de la piel más prevalente entre los niños pequeños. Sin embargo, un pequeño subconjunto de pacientes experimenta su primera aparición durante la adolescencia o la edad adulta, a menudo con presentaciones más graves.
La causa subyacente es un defecto congénito en la función de barrera cutánea. Los pacientes con dermatitis atópica tienen un estrato córneo deteriorado (capa más externa de la piel) que es menos eficaz para retener la humedad y brindar protección. Esta sequedad y agrietamiento facilita la entrada de bacterias, virus y hongos, provocando inflamación, llagas supurantes, descamación y picazón intensa.
Para los adultos, estos síntomas son molestos pero tolerables. Para los bebés y niños pequeños que no pueden expresar su malestar, la picazón implacable es una tortura. Su respuesta instintiva es rascarse o llorar sin cesar, especialmente cuando la picazón se intensifica por la noche, lo que provoca noches de insomnio para toda la familia.
En tales casos, se requiere una inmensa paciencia de los padres para calmar al niño, usando paños húmedos y fríos para acariciar o limpiar suavemente las áreas que pican en un intento de brindar alivio. Afortunadamente, la mayoría de los casos infantiles tienden a superar la afección y sólo una minoría experimenta recaídas en la edad adulta. Con buenas prácticas de cuidado de la piel, el riesgo de recurrencia se puede minimizar en gran medida.
¿La dermatitis atópica es hereditaria?
La mayoría de los casos de dermatitis atópica tienen un fuerte componente hereditario. Si uno de los padres tiene tendencia atópica, el niño tiene una probabilidad de 1 entre 3 de heredarla. Si ambos padres son atópicos, las probabilidades aumentan a 1 en 2 o incluso a 3 en 4. La predisposición genética, agravada por las exposiciones ambientales, aumenta significativamente la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
Dentro de las familias con dermatitis atópica es común encontrar otros familiares con síntomas similares. Los análisis de sangre revelan niveles elevados de IgE y aumento de eosinófilos, ambas características de una predisposición alérgica. Las investigaciones han demostrado de manera concluyente que los factores genéticos desempeñan un papel importante en la patogénesis de la dermatitis atópica.
Hasta la fecha, se han identificado más de 4 genes contribuyentes, siendo las mutaciones en el gen de la filagrina las más conocidas y estudiadas. La filagrina es una proteína estructural que ayuda a formar y mantener la barrera protectora de la piel. Los defectos en este gen afectan la capacidad de la piel para retener la humedad y proporcionar una protección adecuada, dejándola extremadamente seca y susceptible a los desencadenantes ambientales que provocan inflamación alérgica.
La relación entre la dermatitis atópica y otras enfermedades alérgicas
Aproximadamente el 80% de los pacientes con dermatitis atópica también padecen otras afecciones atópicas o alérgicas, como rinitis alérgica, asma y conjuntivitis alérgica. Esto se debe a que el mismo grupo de genes regula el desarrollo de estas enfermedades, aunque los síntomas específicos puedan diferir.
Generalmente, la dermatitis atópica representa el paso inicial de la “marcha atópica”, siendo la primera manifestación de una diátesis alérgica. A medida que el niño crece, los síntomas de la rinitis alérgica, como estornudos y secreción nasal, tienden a aparecer alrededor de los 2 años, y a menudo preceden a la aparición del asma, que normalmente se vuelve evidente después de los 4 años.
Algunos pacientes pueden presentar solo una afección, mientras que otros presentan dos o las tres en secuencias variables que no necesariamente siguen la progresión típica. De todos modos, todas estas enfermedades atópicas comparten bases genéticas y surgen de la exposición a alérgenos ambientales.
Por lo tanto, lograr un control adecuado de la dermatitis atópica desde el principio no sólo mejora la condición actual de la piel, sino que también puede influir en si el niño eventualmente desarrollará otras enfermedades alérgicas en el futuro.
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